25 abr 2007

Random Don Carlos


“Ya veo tu alma sangrar por la venenosa mordedura de serpiente del recelo” (Carlos – I, I)

“Necesito amor… Un secreto espantoso me quema en el pecho. Tiene… tiene que salir. En tu gesto pálido quiero leer mi sentencia de muerte… Oye… Quédate petrificado… pero no respondas nada… Amo a mi madre.” (Carlos – I, II)

“Un hijo ama a su madre. Los usos del mundo, el orden de la naturaleza y las leyes de Roma condenan esa pasión. Mi pretensión choca terriblemente contra los derechos de mi padre. Lo siento, y, sin embargo, amo. Este camino conduce únicamente a la locura o al patíbulo. Amo sin esperanza… pecaminosamente… con angustias de muerte y con riesgo de mi vida… Bien que lo veo, y, sin embargo, amo.” (Carlos – I, II)

“El pecho agobiado por duras cargas se aligera con las palabras.” (Marqués de Poza – I, II)

“¿Por qué de mil padres me ha sido dado a mí precisamente ese padre? ¿Y a él precisamente este hijo entre mil mejores? Dos contrarios más incompatibles no los ha hallado la naturaleza en todo su orbe. ¿Cómo pudo unir a la fuerza con un vínculo tan santo los dos últimos extremos del género humano… a mí y a él?... ¡Destino terrible! ¿Por qué tenía que ser así? ¿Por qué dos hombres que siempre se evitan han de encontrarse terriblemente en un mismo deseo?” (Carlos – I, II).

“La violencia es siempre un gigante para el débil.” (Marqués de Poza – I, IV)

Carlos, a los pies de la reina: “No me levantaré… Quiero quedarme aquí eternamente de rodillas. Quiero yacer fascinado en este lugar, echar raíces en esta postura.” (I, V)

“Yo ya no amo” (La Reina – I, V)

“Yo siento quién soy.” y “¡Dadme algo que estropear, padre!... La sangre arde con violencia en mis venas… ¡Veintitrés años, y sin haber hecho nada por la inmortalidad! He despertado, me siento a mí mismo… La voz que me llama al trono real me alza del sueño, como un acreedor, y todas las horas perdidas de mi juventud me amonestan en voz alta como deudas de honor. Ha llegado el momento grande y bello que por fin exige de mí los intereses del elevado talento a signado: la historia universal me llama…” (Carlos – II, II)

“El amor sólo lo conoce quien ama sin esperanza.” (Carlos – II, VIII)

“Princesa, es como si el mundo ardiera a mis espaldas.” (Carlos – II, VIII)

“¡Poesía!... Nada más… Mi cerebro se dedica con frecuencia a hacer pompas extrañas, que rápidamente, lo mismo que han surgido, estallan en el aire.” (Carlos – II, VIII)

“Estoy agotada… Todas mis tentativas resbalan sobre este hombre extraño, escurridizo como una serpiente.” (Princesa de Eboli – II, VIII)

“¡El amor es lo único en el orbe de esta tierra que no tolera más comprador que a sí mismo! El amor es el precio del amor.” (Princesa de Eboli – II, VIII)

“Las reinas no saben amar… una mujer capaz de amar no entiende mucho de coronas.” (Princesa de Eboli – II, VIII)

“Un amor sin esperanza no subsiste en esta lucha.” (Princesa de Eboli – II, VIII)

“Hay espadas de doble filo, amigos inciertos… Yo los temo. Es difícil distinguir a los hombres, pero más difícil aun es conocerlos hasta el fondo.” y “Ese espíritu es terrible en ese cuerpo…” (El Padre Domingo – II, X)

“El paisaje es como yo me lo deseo… Todo está aquí callado, como un misterio.” (Carlos frente al río Manzanares – II, XIV)

“Tu corazón ha muerto.” (Marqués de Poza – II, XV)

“¿Qué? ¿Las luces se han consumido ya? ¿Es posible que ya sea de día?... hoy he perdido mi sueño. Recíbelo, naturaleza. Un rey no tiene tiempo para recuperar noches perdidas; ahora estoy despierto, y el día debe comenzar.” (El Rey – III, I)

“Calumnia es el nombre de la mujer” (El Rey [que leyó Hamlet: “Debilidad, tu nombre es mujer.” I, II] – III, II)

“El encanto de la belleza ata las lenguas de todos los hombres.” (Duque de Alba – III, III)

“¿Vos queréis plantar para la eternidad y sembráis muerte? Una obra conseguida tan a la fuerza no sobrevivirá al espíritu de su creador.” (Marqués de Poza – III, X)

“A las almas grandes el amor las hace mas grandes.” (Carlos – IV, V)

“¿Por qué mostrarle al que duerme los nubarrones de la tormenta que se ciernen sobre su cabeza?... Basta con que los haga pasar silenciosamente a tu lado y que cuando despiertes el cielo esté claro.” (Marqués de Poza – IV, VI)

“¿Le pertenece la dulce armonía que duerme en el arpa al comprador que la vigila con oído sordo? El ha comprado el derecho de destrozarla, pero no ha comprado el arte de evocar el sonido de plata y deleitarse en el goce del amor. La verdad es una realidad que existe para el sabio, la belleza para un corazón sensible.” y “¡Oh, Dios! La vida es verdaderamente bella.” (Marqués de Poza – IV, XXI)

“¿Naturaleza? Yo no conozco ninguna. La consigna es ahora crimen. Los vínculos de la humanidad están divididos.” (Carlos – V, IV)

“Para mí ya no hay nada importante en este mundo.” (Carlos – V, VI)

“El mundo es todavía mío por un atardecer.” (El Rey – V, IX)

“Desafiaré a las apariencias… Ya no temblaré delante de los hombres, quiero ser audaz de una vez, como un amigo. Mi corazón hablará.” (La Reina – V, XI)

“CARLOS.- (…) ¡Silencio! ¿No has oído nada? (Un reloj da la hora.) // LA REINA.- No oigo más que la campana terrible que da la hora de nuestra separación.” (V, XI)

“¿Está muerta? ¡Oh, cielos y tierra!” (Carlos sobre su amor – V, XI)

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